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Como valorar el gasto energético propio

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Ariadna Morell
Dietista-Nutricionista en Nutriexper
Graduada en Nutrición Humana y Dietética.Especialista en planificación deportiva y deportes estéticos.
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El rendimiento deportivo es el resultado de la suma de un conjunto de elementos genéticos, psicológicos, biomecánicos, técnicos, biológicos, bioquímicos y antropométricos que influyende distinto modo según el individuo en el deporte practicado. Comprender y analizar estosaspectos puede ser beneficioso para el deportista, ya que en función de reunir unascaracterísticas u otras puede permitir adaptar el entrenamiento, y optimizar y mejorar los resultados obtenidos.

En primer lugar debemos distinguir el gasto energético de la actividad física. Se entiende como gasto energético total la cantidad de energía que consume una persona en la realización de todas sus funciones y actividades. Este gasto energético se puede dividir en el gasto metabólico o energético basal (que comprende el consumo energético para el correcto mantenimiento de las funciones vitales del cuerpo), la termogénesis inducida por los alimentos  (incremento de la energía necesaria después de una comida para los procesos de digestión, absorción, metabolismo…), y por último la actividad física (que comprende la energía
destinada a todo tipo de actividad voluntaria como por ejemplo el trabajo o el deporte).

Existen diferentes modos de cuantificación del gasto energético. Los más conocidos y utilizados son los que se denominan teóricos, que valoran el total de energía para un individuo mediante fórmulas, tablas o nomogramas. Por otro lado, hay procedimientos donde se interviene concretamente en el individuo (experimentales), aunque si deseamos realizarlos, nos tendremos que poner en manos de un profesional con equipo especializado: El método más preciso para la determinación del gasto energético total en condiciones controladas es la calorimetría directa, donde se mide el calor (a partir del cual se da una medida energética) producido por un sujeto en una cámara calorimétrica, en la que este realiza la actividad física a estudiar.

Otro método es la calorimetría indirecta, en el que se estima como su propio nombre indica, de forma indirecta el calor (gasto energético) producido por un individuo a partir de la determinación del consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono, a través de un espirómetro o metabolímetro. Se parte de la idea de que la energía de un substrato (hidratos de carbono, proteínas o grasas) se obtiene tras el uso de oxígeno, que da como resultado la
producción de dióxido de carbono.

El último modo de cuantificación experimental de la energía es el agua doblemente marcada. Este consiste en la administración por vía oral de una dosis conocida de agua doblemente enriquecida con dos isotopos estables (llamados deuterio y oxígeno 18). A posteriori, se cuantifica en muestras de cualquier fluido biológico (saliva, orina, sangre…) a partir de diversas ecuaciones. Se obtiene como resultado el dióxido de carbono producido (según la proporción de cada isotopo eliminado).

También podemos extraer información sobre el gasto energético a partir de otros parámetros para los que no hace falta un instrumental tan concreto:
El primero de estos métodos es la estimación de la energía a partir de la monitorización de la frecuencia cardíaca (se puede controlar sencillamente con un pulsómetro). No obstante, esnecesaria una ergoespirometría complementaria para conocer la relación VO2 (valor que describe la capacidad cardiorrespiratoria de una persona) y frecuencia cardíaca individual de cada sujeto. Por otro lado, debemos tener en cuenta que hay factores que pueden alterar el
valor de la frecuencia cardíaca como por ejemplo, la temperatura o el estado de hidratación.
Además, sólo se obtienen resultados razonables en actividades con una intensidad de entre 25-30 y 70-80% del VO2 máx., es decir en deportes de moderada-alta intensidad y media-larga duración.

Para ejercicios anaeróbicos, una técnica que se suele utilizar es la cuantificación de lactato (un metabolito de la glucosa producido en condiciones donde la concentración de oxígeno es escasa). Este método se puede utilizar, por lo tanto, en deportes de muy alta intensidad y muy corta duración, como por ejemplo en un sprint. El procedimiento es, en primer lugar determinar el contenido de lactato en sangre, y después mediante una serie de conversiones
obtendríamos la energía utilizada, aunque sólo del tiempo en el que se utiliza la vía anaeróbica.

Hay otros tipos de modos de cuantificación del gasto energético como a partir de la ventilación pulmonar, de la temperatura corporal, de biopsias musculares o de una recogida de sangre arterial y venosa. Aunque estos no son útiles por múltiples motivos, como dificultad para
monitorear el parámetro en cuestión, poca evidencia científica sólida detrás, o por ser técnicas
más invasivas para el organismo.

El tercer grupo de métodos se basan en el uso de material o instrumentos para el control de determinadas variables, ya sea activamente durante el ejercicio o de un modo observacional más conservador. Aunque pueden ser los menos precisos de todas las técnicas descritas con anterioridad, son las que podemos tener más fácilmente a nuestro abasto.
Los principales dispositivos que podemos usar son los podómetros y los acelerómetros. El podómetro es un aparato que consta de un péndulo que se balancea con el movimiento, y registra las veces que este golpea contra una plancha situada cerca. Es un producto económicamente asequible, sencillo y cómodo de llevar, pero no da una información muy
exacta del gasto energético y se limita sólo al desplazamiento en el mismo plano, ya que por ejemplo, no tendría en cuenta la energía adicional que usaría el organismo en una cuesta o en caso de unas condiciones ambientales más complicadas (por ejemplo calor extremo). El otro artilugio, el acelerómetro, consiste en el registro de la aceleración durante el movimiento, que posteriormente a partir de una ecuación matemática y de acorde con las variables de edad, sexo, peso y talla; estima el gasto durante el esfuerzo. Hay diferentes tipos de acelerómetros,
los más sencillos son de menor coste pero también de menor precisión, y en este caso el más exacto para nuestro objetivo sería el llamado acelerómetro triaxial.

Por último, entre los métodos que funcionan por observación encontramos el autoinforme, en el que el propio individuo anota todo tipo de actividades que realiza, y la intensidad y la frecuencia con las que las lleva a cabo. A partir de estas anotaciones, se puede estimar la energía destinada a las diferentes tareas gracias a los METs (Metabolic Equivalent of Task), unas unidades metabólicas ya establecidas. Esta técnica también se puede ejecutar de forma externa por un observador entrenado (o incluso un programa informático), por lo que se puede alcanzar un mayor detalle en la determinación del gasto energético. Estos métodos, aunque permiten contemplar muchos más aspectos, requieren de más tiempo para ser desarrollados correctamente.
9 de diciembre de 2022
Competición, Nutrición Deportiva